Aquello que más miedo le produce a sus naturalezas internas, atrae una hueste de formas maléficas, que se presentan a sí mismas en su visión interna, con la firme convicción de que al darles su energía les dará una vida casi inmortal. Desterrar el miedo y la duda es volver inofensivas a estas criaturas y, por tanto, al despojarlas del poder sostenedor de la energía que los mantiene con vida, se desintegrarán dentro de su nativa insignificancia. Por otro lado, la mejor idea en el universo nunca habría de manifestarse, de no ser porque un ser no ascendido tomó la energía de su propia corriente de vida y voluntariamente vistió dicha idea con la sustancia del mundo físico, dándole así forma y contorno.
Amado Aeolus
CONTINUA…
Si invocaran el Poder del Espíritu Santo para que fuera descargado a través de la Poderosa Presencia YO SOY y los Cuerpos Mentales Superiores de toda la humanidad dentro de las conciencias de los yo personales, esto me capacitaría a Mí para calificar dicha Energía con Mi Conciencia Amorosa ANTES de que ésta descienda al plano de la Tierra. Esta energía que fluye a través de los cuerpos internos de la humanidad será naturalmente armoniosa y equilibrada. Al no poder ser recalificada por la voluntad humana, esta Energía Fluirá hacia delante casi independientemente, a través de los yo personales, y formará un patrón para las corrientes de vida, el cual seguirá el flujo de energía hacia el interior de dicha corriente de vida, una especie de elefante amaestrado que va de primero.
La Ley de la Vida requiere que cada individuo se convierta en un Espíritu Santo encarnado. Hasta que cada corriente de vida eleve la acción vibratoria de su propia energía, hasta que esta misma actividad no exprese la Gracia y el Amor del Espíritu Santo, esa persona no alcanzará su destino divino, su responsabilidad y su perfección preordenada. Se ha dicho que un individuo se debe convertir en la encarnación del Amor a fin de curar. Esto es una verdad científica. La única tasa de acción vibratoria que llevará la esencia cósmica del Espíritu Santo es la absoluta, incondicional, ininterrumpida ARMONIA y cuando una acción vibratoria así es mantenida alrededor de una corriente de vida sin ser molestada, los poderes cósmicos de la creación vienen a través de dicha corriente de vida y van a enriquecer el universo por las ondas provistas a través de un individuo que es todavía parte de ese esquema evolucionario. Si pudiéramos encontrar el número suficiente de individuos que estuvieran dispuestos a proveer estos canales de fuerza, nosotros pronto transformaríamos las conciencias de la gente de la Tierra y las corrientes más finas del Espíritu Santo interpenetrarían el plano de la Tierra y llevarían dentro de la armonía a todas las corrientes de vida.