La Alegría de la mañana de Resurrección

    Inmaculada Concepción Llena, madre maria fondo de pantalla del teléfono |  Pxfuel Ahora volcando Mi atención y la de ustedes hacia atrás,
hacia aquellos primeros años, prosigamos esa dulce historia
de hace una larga era. Todavía ésta vive en Mi corazón como
si fuera ayer y vive en muchos de los de ustedes también.
Varios dentro de este salón fueron parte de ese drama; parte
de esa alegría y parte de la angustia. Ustedes fueron parte
de la desesperación del Calvario y parte de la gloria de la
mañana de la Resurrección. Allí profundo dentro de sus
cuerpos etéricos vibran las memorias de un Ser majestuoso
Quien caminó a través de Judea y dejó un ejemplo para toda la humanidad que nunca ha sido igualado, aún hasta esta
época actual. Ahora venimos a celebrar Su cumpleaños y es
por Él que preparamos nuestros cuerpos físicos e internos
para darle el regalo de nuestros propios seres, como se lo
dí Yo misma antes que pasara a través de las puertas del
nacimiento; antes que conociera la encarnación física.
Cuando la iniciación se completó al término de las
tres horas sobre la ladera del Calvario, el Amado Juan y Yo
caminamos juntos hacia abajo de esa colina, como les dije,
dejando que los demás realizaran los ritos finales, preparando
el cuerpo para colocarlo en la tumba. Regresamos a
Betania- a esa bendita Betania donde Jesús y los discípulos
y Yo habíamos pasado los pocos momentos privados de Su
ministerio. En este lugar los jardines olían deliciosos en
aquella Primavera, los pájaros cantaban hermosamente y no
había apremio del público ni extraordinarias necesidades y
presiones. Allí en la quietud de ese lugar le pedí al amado
Juan que Me dejara en la privacidad de Mi propia habitación
dos noches y un día. Me fue dada agua fresca y frutas
y cerrando la puerta Me puse de rodillas en la más profunda,
más sentida oración de corazón. En esa oración seguí
al alma y espíritu del amado Jesús a través de esas horas
hasta que pudimos estar seguros de que la Resurrección fue
lograda. En Luxor años antes, tanto Jesús como Yo habíamos
tomado la Iniciación de la suspensión del aliento y la
tan llamada remoción de la vida desde el cuerpo. Habíamos
pasado por esta iniciación victoriosamente. Sin embargo,
como les he dicho, una cosa es lograr esa Iniciación en la
protección de un Retiro donde la Llama de la Ascensión
resplandece brillante y fuerte, con los Maestros Cósmicos
y la Jerarquía parándose custodiando el cuerpo … Aquí no
hay aliento del mal y se encuentra el fuego vital de la vida
y la confidencia. Aquí los doce Maestros Quienes se paran
a vigilar el cuerpo durante ese período, ya tienen la maestría
de la Iniciación Ellos mismos y saben que la LEY ES
LA LEY. Ellos tienen la confianza, la fé y la convicción que
viene sólo cuando ustedes SABEN la exactitud de la Ley a
través del uso de su propia energía de vida. De veras que
es absolutamente otra cosa lograr tal misión en medio del
populacho rugiente, una mente de la masa y conciencia
que encarnaba todo el vicio de los Reinos Astral y Psíquico,
determinados a destruir la más grande manifestación del
Cristo en esa era. También es una cosa diferente reanimar
un cuerpo que ha sido fracturado. Era por esto que Oraba!
Oré y oré durante aquellas largas horas.
Finalmente, me pareció como si hubiera caído dormida
en Mi vigilia. Entonces a través de mi mente vino la voz
más magnificente, melodiosa de Gabriel a Quien conocía
muy bien. Pensé que nuevamente era un sueño de aquella
primera Visita. Recordaba esas palabras tan a menudo
durante los primeros años en Egipto; durante los años del
crecimiento de Jesús; durante los años de oscuridad en
Nazaret- esas palabras de Gabriel y esa confirmación de la
misión de Jesús como el Mesías llegaba a Mi mente una y
otra vez nuevamente. Así que esa mañana, cuando esperaba
en Mi solitaria vigilia, de nuevo oí la voz de Gabriel decir:
“Salve, María! llena eres de gracia”. Ah, pensé, otra vez estoy
recordando de la memoria las palabras de ese Bendito Ser.
Sin embargo, las palabras cambiaron luego y El dijo:
“Amada, Tu Hijo está resucitado! El es victorioso! La tumba
ha sido rota! El habita Su cuerpo y Yo vengo-el Anunciador el
Protector del ‘Concepto Inmaculado’ – a traerte a Ti la
primera noticia de la victoria!”
Entonces caí de rodillas y las lágrimas de gratitud fluyeron
hacia abajo en Mi cara. La habitación estaba llena de
luz y de la fragancia del lirio. La magnificente Presencia de
Gabriel estaba allí delante de Mí y como la luz brillante en
la apacible habitación, también estaba allí Mi Hijo-vestido
con la misma túnica blanca que Yo había tejido para Él!
En los grandes momentos. Ustedes saben como las
pequeñas cosas se magnifican- por ejemplo el tictac de un
reloj, en su día. En Mi caso, Me mantuve trazando Mi propia
costura en el borde de Su vestidura y le miraba, como una
Madre miraría. En la línea y en el contorno de Su cara. Yo
miraba en las cejas delicadamente arqueadas, en los bellos
ojos hundidos y Me dije dentro de Mi misma: “NO! Mi fé
no ha ideado esta imagen; este no es el resultado de Mi
pensamiento deseado“
Entonces Jesús extendió Sus manos y Me habló diciendo:
“Madre. soy YO!”
Me precipité hacia Él. pensando besar el borde de Su
Túnica, pero Él Me levantó y Me puso de pie.
Caminamos juntos hacia la ventana para ver el sol el
gran Símbolo de la Vida y la Luz que habíamos adorado y
amado como una manifestación externa de Dios, el Padre y
de la Santa Madre. Jesús comentó acerca de la belleza de la
mañana, pero Mis ojos estaban tan húmedos con lágrimas
que apenas podía ver la luz del sol. Miré sobre Sus manos
y ví que todavía estaba el estigma- la marca de los clavos.
Dije: “Hijo en la resurrección, por qué has dejado esta
imperfección en Tus manos?”
“Madre”, dijo Jesús: “Por razón de autenticidad. No
todos tienen el ojo discernidor de una Madre y Me conocería
por las líneas de Mis pómulos, la longitud de Mis manos o
por la luz en Mis ojos. Aquellos Quienes saben han dicho
‘Lleva aún las marcas sobre Tus manos y pies hasta que
hayas llegado hasta Tus discípulos y aquellos que Te aman’.
Sin embargo curaremos esto a su tiempo.”
Dije: “Gracias a Dios! Al menos las marcas profundas
de las espinas en tu frente se han ido”. El solo sonrió.
Entonces como el tiempo estaba pasando rápido, Jesús
dijo: “Debo estar en camino, amada. Ahora debo ir ante los
discípulos- ante María, Martha y Magdalena, ante Pedro,
Jacobo y Juan; porque ellos todavía están intensamente
asustados y la visión de la muerte ha hecho que tiemblen
hasta sus raíces.”
Antes de salir, sin embargo, Jesús Me preguntó: “Amada
Madre, deseas venir conmigo cuando vaya hacia dentro de
Mi gloria o aún permanecerás por algún tiempo?”
“Hijo”, le respondí, “Cual es Tu voluntad?”
El dijo: “Madre, la magnetización de las grandes y
poderosas corrientes Cósmicas para la Dispensación Cristiana
solo puede ser hecha por un ser no ascendido. Todavía
hay mucho que puedo hacer y se Me ha ofrecido una
Dispensación para que, después de Mi Ascensión pública,
pueda venir a Tí y a Juan durante treinta años, dándoles
la instrucción que aún no ha sido escrita, SI PUEDO DEMANDAR
DE TÍ ESE SACRIFICIO.»
“He aquí! la asistente femenina del Señor” dije Yo.
“Voluntaria, alegremente, amado, si fueran mil años los
soportaría. Yo, Quien he vivido estos treinta y tres años
para ver Tu victoria- No debería ahora concederte la mayor
oportunidad por unos pocos años de exilio de Mi parte?”
Él estaba complacido.
Jesús dijo: “Ve al granero y te enviaré a Pedro, a Jacobo,
a Andrés, Juan y Lucas, y enviaré a las damas que Nos
han amado. Durante cuarenta días platicaremos juntos y
les daré algún entendimiento de la Ley. Luego, después de
completar Mi misión, estaré capacitado para aparecer ante
Juan y ante Ti solamente. Uno de ustedes debe quedarse en
Betania hasta que este período sea completado.”
Este es el por qué Juan permaneció en el hogar cuando
fuimos a Inglaterra, a fin de mantener esa vigilia y hacer
posible esa magnetización. Esta era la misma clase de actividad
de la cual he hablado en lo que concierne a su gran
constancia de aplicación y trabajo de grupo en conjunto.
Luego salimos hacia este viejo molino. Una corriente
de agua fluía detrás de éste y era muy apacible, muy quieto
allí. Primero, ellos arreglaron una pequeña habitación
para Mi dentro del molino. Pronto llegó el amado Jesús, y
siempre era un hombre práctico. He hablado poco acerca
de ese lado práctico de Mi Hijo pero recuerdo bien que
cuando El miró la corriente, llamó a Andrés y a Jacobo y
dijo: “Si ustedes excavan una zanja aquí, podrán irrigar el
jardín de la Madre y evitar todos los pasos del transporte
de agua para Ella.”
En aquel tiempo estaba interesada en las hierbas e
hice de ellas un jardín precioso. Esas hierbas tenían mucho
poder curativo e hicieron un gran trabajo. Otro día, a
medida que Nos parábamos juntos, Jesús le dijo a Pedro:
“Pedro, este salón principal es demasiado grande. El techo
no se sostendrá a menos que tenga un árbol grande que lo
sostenga. Si consigues tal árbol y lo cortas, Yo lo puliré y
lo colocaremos en el centro de su salón de reuniones”
Así lo hicimos. En formas hogareñas tales como esta
cubrimos Nuestra cuenta de cuarenta días. Estábamos
preparándonos para la separación y durante este tiempo
Jesús Nos habló mucho de la Ley Espiritual y de muchas
de las experiencias gloriosas que había tenido mientras fue
liberado desde el cuerpo cuando yacía en la tumba.
Sobre la ladera Marco mantenía el pequeño rebaño de
ovejas que José de Arimatea nos envió para que pudiéramos
tejer las vestiduras de lana para los hombres. La hermosa
esposa de Pilatos nos envió algunas cabras lecheras importadas
y una carta preguntando si podía venir a visitarnos.
Los amigos de Judas Iscariote y Su familia preguntaron
si ellos podían darnos cuarenta árboles frutales, de higo y
olivo. Agradecidamente los aceptamos y los plantamos. Así
que vivíamos en la sencillez. En las noches, Nos reuníamos y
examinábamos la historia de la Natividad. Entonces Mateo,
Marco y Juan contaban la historia con sus propias palabras
y las registraban. Algunas veces tuve que decir: “No, esa
no es la forma exacta como sucedió”, y la corregíamos. De
ese modo escribimos juntos los Evangelios.
Por último llegamos al final de ese período en que teníamos
la dulzura de la Presencia de Jesús muy cerca. La
noche antes de la Ascensión El Nos habló y dijo a Juan y a
Mí: “Mañana al amanecer, Yo escalaré la Colina de Betania
solo. Vengan con Pedro y Jacobo alrededor de las nueve y
dejen que los demás les sigan.”
Jesús le dijo a Juan: “A pesar de que no estuviste en
Luxor, aún así, debido a Tu amor y a Tu fidelidad y porque
cuidarás de Mi Madre y Mi rebaño, al final de esta vida
tendrás Tu Ascensión»
La mañana llegó rápido y Jesús subió solo la colina.
El era como un magneto el cual era de amor solamente. Su
Presencia, Su dulce voz, Su cabello brillante, Su aura- todos
estos eran tan poderosamente magnéticos que donde quiera
que El estaba, aún si la gente estaba durmiendo, ellos se
despertaban, se levantaban y le seguían!
En esta mañana les hablé a los muchachos y dije: “Vigilen
ahora que la gente no le siga a Él. Dejémoslo estas
pocas horas- las últimas horas que El sólo conocerá, como
una parte de la Tierra. Permítanle comulgar con Virgo y
Aries, con los Amados Helios y Vesta. Permítanle que adore
al Amado Mayo, el mes de la Perfección.»
En efecto, apenas Su Presencia había comenzado a
subir la colina, allí le siguieron los amados que deseaban
estar con Él. Nosotros les retuvimos y a fin de mantenerlos
felices, les conté algunas historias de Su vida. Alrededor
de las nueve, el resto de los discípulos y Yo misma ascendimos
la colina.
La Presencia del Amado Jesús ya estaba brillante y
resplandeciente como un Sol. Estaba tan brillante la luz
resplandeciendo a través de Su cuerpo que escasamente
podíamos mirarle. Entonces no Nos habló más. Sólo continuábamos
orando con Él, atrayendo las Llamas de la Resurrección
y de la Ascensión.
Luego, sobre esa esplendorosa cima de la colina, desde
la propia roca donde Yo había pasado muchos años en
oración, Jesús ascendió conscientemente en la presencia
visible de cientos de personas (cerca de quinientos en total).
Después de eso, Jesús vino una vez cada día por un
rato y Juan y Yo registramos lo que decía, casi como reciben
Nuestra palabras ahora.
Posteriormente, Saul de Tarso vino a vivir con Nosotros
y tuvo un período de recuperación, tratando de reganar
su equilibrio y su buena visión. Muchas veces Él y Pedro
se sentaban en el jardín y hablaban. Saul, esforzándose en
llegar a ser muy humilde, sin embargo tenía tal antecedente
de la Ley bajo la Dispensación Antigua, que le era difícil
aceptar la fe de este Pedro no letrado. Muchas veces vine
entre ellos para poner en orden una discusión.
Jacobo, Pedro y Andrés en particular salían y enseñaban.
Muchos venían desde los Romanos, muchos de la fé
Judía y muchos venían de los Gentiles.
Todo ese tiempo edificamos la radiación que había de
ser la herencia de la Dispensación Cristiana.
Finalmente, un día llegó un mensajero de José de
Arimatea porque Su negocio lo estaba llevando hacia las
Islas Británicas. Supimos que teníamos que lograr una
misión-llevar la Copa (el Sagrado Grial) allí y esa historia
se las daré a ustedes mañana.
Recordando nuevamente la dulzura y la sencillez· de
Nuestra vida juntos Y compartiéndola con ustedes, se convierte
en Mi regalo para ustedes, amados de Mi corazón. Su
vida hogareña diariamente está construyendo para ustedes
y para Saint Germain el mismo campo magnetizado para
el mundo del mañana.
Buenas noches y Dios les bendice!
La Madre María

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